Ni tan cerca ni tan lejos

Escritos de una búsqueda

(Del libro publicado en el año 1994, Editorial Troquel, Buenos Aires, Argentina)

Estas  páginas son un saludo de despedida, una ofrenda a los años pasados y las diversas etapas atravesadas durante un camino, sabiendo que uno ya no es lo que ha sido.

Una despedida llena de agradecimiento y de respeto de quien reconoce un precioso material de trabajo en las experiencias que nos ha sido concedidas, una luz que seguirá desde las profundidades colaborando en la búsqueda.

Pero como no hay un partir sin un llegar, estos escritos son también una bienvenida a nuevas etapas; en la posibilidad de ir abriéndose a una comprensión, donde más allá de las dualidades, todo forma parte del eterno movimiento de la Sagrada Unidad.

Dorina Vidoni / Roma, 1994

Algunos poemas:

Sobre cuestiones de elefantes

Sobre cuestiones de elefantes
que se dirigen a la India
y sus lomos cargaban
restos de vasijas;
y las noches
en las noches de tus llantos
se movían pesadas
entre las verdes hojas
y las neblinas.

Sobre cuestiones de elefantes
que en sus grises encuentros
intercambiaban arrugas de caricias.
Una silla adornada
y una sombrilla
y un niño adulto,
un niño maduro
que hablaba sobre interesantes charlas
de las aves del Himalaya.

Sobre cuestiones de elefantes
y los gnomos de la foresta
que en la oscuridad hablan
detrás de las cortinas de luz
que se filtran
a través de las hojas…

Convocación de polvo y piedra

Desierto con tantas lunas,
donde el encanto de las estrellas
envuelve el ánima del viajero.
Convocación de polvo y piedras,
donde creando juegan
los elementos.

En las calles de tu aldea
se escuchan las voces de los vientos
que con frecuencia dialogan
entre los muros de adobe,
silenciosos testigos del pasar de los hombres
por las veredas de la existencia.

Y el vacío cóncavo en que se acarician tus cumbres
traza el arcaico mapa en sus luces;
y la vida es en ti, discreta en sus líneas,
pues honra el lenguaje
de la esencia.

Extrañas ilusiones

¡Cómo pensar que algo nos pertenece,
si antes de partir
deberemos devolverle a la Tierra
hasta los huesos!

¿Qué extrañas ilusiones
no nos permiten ver
que lejano y cercano se acompañan?

¿Qué es lo que nos impide aceptar
que la soledad a la que tanto le tememos,
sea el maravilloso umbral
donde comienza el camino?

El acorde

Lentas las notas fueron apareciendo
en un silencio de escalas.
Tantos hermanos han abierto
aún sin saber sabiendo
una brecha,
por la que sólo uno pasa.

Y las notas todas
que forman el sagrado acorde,
cuando la humildad sea parida
sonarán al unísono.
Y su vibración creará en ti la abertura
aparentemente dolorosa,
intensamente profunda,
que a través de la Música
te llevará hasta el Origen.

Y quedarán suspendidos en el acorde
mientras tu viajas a través de los tiempos,
aquellos que mantuvieren las vibraciones
haciendo posible un camino
entre los ecos.

Lentas las notas fueron apareciendo
en un silencio de escalas…

Se está por formar el Acorde,
llama a tu silencio.
Respeta hasta la más pequeña de las criaturas.
Entra en ti mismo

y expándete en una gran aventura
infinita.
Déjate estallar sin reparos
y fúndete en cada átomo del Universo.

¡Sagrada Música!

Redes de la ilusión

Tormenta de contrastes.
Algo hierve en la sangre
y no da reposo.
Naufragio del corazón en mares oscuros.
Laberintos,
sin aparentes salidas.
Palabras que se enredan
y juegan con los pensamientos.
Barca sin timón ni riberas.
¡Enorme océano extremo!
Percibir las redes de la ilusión
sin lograr escapar de ellas.
Sentirse tan perdidamente desamparado
como para no llegar a comprender
se es real el dolor
o sólo imaginario.
Envuelto en el egoísmo de las propias vivencias
necesitar con la mayor vehemencia
el ser incondicionalmente amado,
sin comprender
lo que Amar significa.
/
En una habitación cerrada, hermética,
empujar contra los muros
para descubrir una puerta.
Y al dar con ella,
un océano entero que se abalanza
sobre los puntos de referencia.
Para salvarse de una muerte segura
en la asesina influencia de la rutina,
arrojarse a las aguas turbulentas de lo desconocido,
de lo ajeno…
/
Abrir los ojos una mañana,
más allá en el tiempo.
Ver a la ilusión como terrible fuerza
generadora de inexistencia,
madre de la habitación cerrada,
de las turbulentas aguas
y de los puntos de referencia.

Comenzar a ser

“…y comenzar a Ser… lentamente…
con la torpe fatiga
del movimiento de un dinosaurio.
Y transformar esa gigantesca mole
en una sutil tela de araña,
en un oleaje continuo,
en la cadencia del líquido,
en el rítmico y ondulante movimiento elíptico
de las caderas.”

Más allá del mar

Más allá del mar
donde me bañaba descalza,
donde desnuda mi alma blanca
recorría la arena,
donde entre los dedos de mis pies
jugaban pequeños peces plateados.
Más allá de esas aguas,
donde no había pena.
/
No es allá donde te vi por vez primera,
amor distante.
No entre las redes de la Consciencia,
no entre la espuma fresca,
ni entre las olas.
/
Fue en una profunda caverna
oscura;
donde llegué después de atravesar
los mil caminos,
el túnel de la existencia.
Fue donde perdí mi mitad,
donde comenzó la pena;
más acá del mar,
donde ahora me encuentro.
/
Aquí te encontré buscando
la mitad que de ti se había perdido…
a ciegas.
Aquí nos encontramos, dos parias,
medio humanos.
/
Reconozcámonos.
De nada sirve engañarnos.
No forman nuestras partes
una unidad perfecta.
No tratemos de dar fin a nuestra búsqueda
en una mentira absurda.
Aceptemos la soledad
y dejemos que nuestra soledades
se acompañen.
No pretendamos uno en el otro,
lo que le está faltando.
/
Que cuando nuestros labios hablen de amor,
no sea un fraude.
Aprendamos a escuchar el mar.
Aprendamos a escucharnos.
Quizá en nuestros reflejos
podamos reconocer
a nuestro Añorado Ausente;
y a través de nuestra unión
se realice el milagro de encontrarnos.

Curiosidad

Que tu amor sea tan inmenso
que no permita a la curiosidad
robar el misterio.

Sudamérica

Sudamérica,
madre intuitiva,
llegue mi agradecimiento a tus entrañas.
Sagradas tierras
que cobijaron mis primeros pasos,
donde jugué con el arco y las flechas,
mientras bebía de tus misterios
la sangre
que me ofrecías en tus ocasos.
Tierra de vida en el presente,
inmensa fuerza telúrica,
ayer como hoy
tus cielos me alimentan
y la Cruz del Sur
me abre las puertas
del Hogar Original, que desde niña
busqué entre tus estrellas.
¡Sudamérica!
Madre de esta existencia,
mis ancestros son hijos de otras tierras…
pero he de confesarte, sin embargo,
que mi sangre
es la savia de tus árboles
y que es en tus desiertos
donde se encuentra mi herencia.

Juntos en el Misterio

Me acompañaste a reconocerme
más allá de mí misma,
allá donde las manos
hablan y escuchan.
Allá donde el Dos
es Cuatro y es Uno.
Allá donde el Tres es un juego
de alguien que está y se esconde.

Presente

A veces te escondes;
otras veces, te pierdes…
para que te encuentren.
/
Dicen los ecos del tiempo
que aquel que descubre el Misterio
te ve eternamente.
/
Cuentan que tu casa
se llama… Presente.
/
Bendito sea el Sagrado Juego.

El aire y el pájaro

Allá lejos, se fue un pájaro;
abrió sus alas y se fue libre.
El aire no le impidió su vuelo.
¿Con qué derecho podría yo hacerlo?

El portón

Una reja alta
que un día llegara hasta el cielo,
dos enormes columnas de cemento
y una hiedra de verde negro.
¡Qué negra estaba la hiedra!
Qué gris el cielo…
El portón estaba cerrado
y detrás morían los sueños.
Lloraban en silencio los muros
mientras el tiempo derrumbaba
tantos deseos incompletos,
alimentando sólo al recuerdo.
El portón fue entonces
testigo de tantos juegos…
de la “casona”, de las hamacas,
de las veredas y las rayuelas,
de los primeros contactos con el Ser,
y de mil caminos posibles.
/
Hoy encontré unas palabras
que le escribí al portón
hace ya mucho tiempo;
las palabras rebeldes de una adolescente
que por temerle aún a la vida,
no se resigna a perder
las seguridades de la infancia.
Adolescencia, donde aún se cree
que no perdonar a la realidad,
pudiera detenerla.
/
Hoy quise escribir al portón
nuevamente, para contarle
que si alguna vez dije
/que me entregaría al recuerdo
para darle vida al pasado,
me retracto.
He aprendido en estos años
que entregarse al recuerdo
es morir.
Quiero contarle que tiene un lugar
en mis vivencias,
ahora es un símbolo.
Que respeto los símbolos
y aprendo de ellos
y agradezco.
Que la vida es algo maravilloso
más allá de sus rejas.
Que vivo.

Que sean Los Ojos

La inmensidad se hizo presente
entre las montañas más altas del planeta.
La niebla amanecía fundida a los pies de los montes
y lentamente comenzaba a despertarse.
El sol anunciaba su vuelta
en sutiles evidencias.
La deliciosa brisa
regocijaba mis células.
Que sean Los Ojos y no mis ojos,
Eterno Paisaje,
los que te contemplan;
que contemplándote pueda verme.
Pueda tu grandeza
curarme la ceguera.

Cuando llegue la muerte

Que la muerte no nos sorprenda.
Que cuando llegue,
no nos encuentre envueltos
en nuestras mezquinas miserias.